hagan un brindis más
celebremos nuestra destreza
el ingenio de nuestra empresa.
Conocemos bien este placer,
posicionarse en la recta final
estando cerca de desfallecer,
tocar la gloria en acto mortal
arrebatándoles a los enemigos
la última esperanza agonizante
protagonista con mudos testigos
hasta que sucumben finalmente.
Tú, quiero que bebas gustoso
deléitate con tu impecable trabajo
estas en donde pocos han estado
ahora quiero verte orgulloso,
disfruta del vino robusto
quemando suavemente tu garganta
como si un temor oculto
fuese estrangulado por la arrogancia.
Todos, aplaudan al hombre
que se ha comprometido con la causa,
aplaudan y vitoreen su nombre
que hoy tiene un lugar en nuestra casa.
Quizás el entusiasmo fue bastante
pues comienzas a toser levemente
un momento para recobrar la calma
pero es imposible, el dolor te asalta
todos, aplaúdanle al idiota
aplaudan amigos y no se detengan
ya se enteró de su derrota
de sus mentiras que se desbordan.
Todos conocen mi gran empatía
escúchenme narrar su último día,
un pasillo prolongado y asfixiante
por donde atraviesa solo la agonía,
un gesto burlón y desconcertante
los ojos giran buscando una salida,
la garganta comienza a cerrarse
un manto púrpura para arroparle.
Los dedos se hunden en el pecho
como queriendo arrancar el mal
y el cuerpo responde tan violento
luchando por escapar de su final.
¿Saben lo que esto me provoca?
Un brindis más mis compañeros
a quien sentenció su propia hora
al embustero de grandes sueños
de piel pálida y espuma en la boca
para él nuestros mejores deseos
y deja este mundo a media copa
a media victoria y entre aplausos.
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