viernes, 25 de enero de 2019

Salida

Solo un poco,
un milagro a salir
de muerto pixel.

Alguna vez vi
luz en la avenida,
como ser libre.

Labios sin dormir
que no pueden pronunciar
más de tres notas.

Inocente voz
que cuelga como panal,
alto, con miedo.

De ser tocado
y estallar sin gritar,
bajo el agua.

Ahí van todos,
jugando hasta caer
sobre el magma.


jueves, 24 de enero de 2019

Néctar

Navajas finas
recorriendo tu cuerpo,
es lo prohibido.

Éxtasis libre
perfumando el aire
con algo mortal.

Colibríes van,
mueren sobre pétalos
antes o después.

Te hacen feliz
con su implacable sed,
están enfermos.

Amante dulce
tentación famélica,
éter dorado.

Recompensa es
si el azúcar queda
entre los dientes.

martes, 22 de enero de 2019

Decálogo

La poesía es la palabra que no miente,
cubierta por una fina capa de hermosura,
en el fondo destellan los deseos indecibles,
el miedo incurable y las esperanzas del poeta,
sus pecados perdonados,
el aroma de los suspiros
y el origen de sus desvelos,
llegan a través de los sentidos al lector,
tomando mil formas diferentes,
igual o más puras y valiosas.

sábado, 19 de enero de 2019

Sombra

Sensual suspiro,
gélido en tu oído
como navaja.

Orquesta caos
ante toda materia,
si ella baila.

Mueve los hilos
sobre el escenario,
desde abajo.

Bufonería tal
que nada en la sopa
de aquel gran rey.

Recorre calles
sucias de miedo vivo,
cabalga la luz.

A todas horas
la puedes perseguir
sin alcanzarla.

jueves, 17 de enero de 2019

Hermosura

En el penúltimo peldaño de la escalinata plateada,
asomándose hacia el sexto abismo bendito,
en el borde de la locura y la desesperación,
todos los mortales siempre quieren algo de mí.

Quiero bañarme en tu estanque durmiente,
espejo nocturno resplandeciente de mil estrellas,
donde las plantas marinas arrastran y ahogan
con sus largos dedos pantanosos de terciopelo,
donde el agua es bálsamo de lamentos mudos,
fecunda el pensamiento y arrebata intenciones.

Quiero enterrarme vivo en tu campo santo cubierto de lirios,
afilar con mis dientes las armas de las batallas perdidas,
esperar y surgir limpio con el descender de la aurora
que nace de tus ecos solares y tu cuerpo magnético.

Quiero guardar tu imagen en el relicario de mi alma
para contemplarte en mí hasta que acaben las horas,
quiero inhalar tu esencia mística al cubrirme con las sabanas
y levantarme con las voces olvidadas que te invocaron sobre mi piel.

Y cuando este a solas, a puerta cerrada,
pronunciaré tu nombre como si fuera mío,
con los ojos sedientos sobre el manuscrito,
respirando a través de las llamas danzantes de velas de miel,
temblando de espanto y orgullo cada vez que mi pluma toque el papel,
llenando mis sentidos con la inspiración universal de tu éter.

-¿Cuáles serán tus ofrendas?
Versos ahogados por el néctar en mis pulmones,
exhumados por los fantasmas de su amor.
-Sigue.
Confesiones indecibles encadenadas a mi cuerpo,
vanidades tendidas sobre la mesa que se funden como magma
-¿Y después?
Me ataré la muñeca con tus cabellos de ónix
para no ceder hasta haber terminado mí obra.

De nada me sirven tus cantos,
ni tus secretos o tus desvelos,
ningún valor en tu salvaje entrega,
nada puede complacerme a mí,
soy la hermosura que penetra los sentidos de la humanidad,
pertenezco a un orden superior de las cosas incomprensible.

Pero buscarme engrandece el espíritu,
ven, acércate y déjame alimentarte,
podrás saciarte con la belleza del universo
y si te es posible no te pierdas en mí,
no te desvanezcas en mi ensoñación
ya que jamás nadie despierta.

lunes, 14 de enero de 2019

Al sur de la nada

Me tocan puntas frías invisibles
sin prisa y sin pausas,
es viento ligero que me arrastra
aunque yo no quiera ir,
pensé que buscaba un puerto, un campo
o una hacienda
pero la verdad es que no quiero nada,
nada que me ate.

Yo quiero seguir vivo, tan solo camino
pero no sé quién me lleva y desconfió
si soy yo o será otro el que camina.

Si las puntas frías del viento son dedos
juntando las cosas que son suyas
extraviadas por algún descuido.

Entre mariposas blancas y las hojas cafés,
por aquí cerca se escuchan rugir los pájaros
mientras me alejan más.

Hacia el sur de nada, calle abajo
ahí es donde cantan los fantasmas.

Sus palabras como rostros míos
que soñé a través de calles despiertas.

Me colocan en el centro de nada
cantándome  las vidas dichas por la historia.

Cesa el viento, ahora sé qué dirección tomar.

sábado, 12 de enero de 2019

Entrega total

Ante esas terribles cimas sin revelar,
los profundos abismos del reino marino
o la siniestra marcha deprimente
que trae el hambre y la soledad,
ninguna fuerza en el mundo
que mi amor no enfrente por ti,
ni el fracaso, el dolor
ni siquiera la muerte.
Amor en el pan de cada día,
en la copa sagrada para los dos,
amor en la palabra y en la piel,
el nuestro, un cariño discreto,
ángeles enviados como únicos testigos
de aquel prodigio de dos almas amándose,
renuncia y dulce entrega total,
y en la espera de la primavera
un jardín seguro para tus flores.

domingo, 6 de enero de 2019

Epifanía

Era ya la víspera de la epifanía o bien día de reyes, es igual. Yo estaba cansado y orgulloso por el trabajo que había hecho, sentado en mi sillón favorito contemplando mi propia obra de arte, ningún niño despierto a causa de algún ruido extraño en la sala, las cajas colocadas junto a los zapatos con una simetría perfecta, me sentía como un director famoso que había preparado todo para la escena perfecta, ya solo quedaba esperar unas horas. Habrá sido por todo el trabajo de la semana pasada, conduciendo por todas partes, quizás fue que tomé ese vaso de leche caliente o simplemente que ya era tarde, como sea caí rendido en mi cómodo sillón y me dormí.
De pronto escuche como si una puerta se abriera pausadamente, todas las puertas en esta casa rechinan como cachorros escandalosos, esa era mi señal, pasos sigilosos recorriendo el pasillo mientras me escondía en la cocina y entonces…
Nada, nada ni nadie, ni un solo niño curioso entrando en la sala, deje mi escondite para ver que tramaban pero estaba solo, las galletas que no me comí sobre la mesita y la obra maestra intacta. Me sorprendí mucho pues nunca tardaban tanto en bajar, ya casi amanecía y entonces lo vi, un niño Dios en la mesita, me salió ayer en la rosca pero creí que lo había guardado en la cocina, al tomarlo me llene de nostalgia, escribir mi carta y esperar a mis reyes magos, esa tierna infancia que no deseo olvidar. Entonces pude ver una luz en el pasillo, ahora si eran ellos pensé, pero no me dieron tiempo de esconderme cuando una estela de luces coloridas entro a la sala, todo quedo iluminado de rojo, azul, de morado y de rosa, verde y naranja como una bandera que ondea por el viento pero sin viento, sin lógica posible, pude ver que marchaban como en un desfile montones de juguetes, guiados por la estela de luces entraron a la sala, primero un pingüino “no me caigo” luego miles de bloques para armar, muñecas de vestidos brillantes, patos bailarines y caballos que rebotan, un avión a control remoto que daba vueltas por la sala, súper héroes sonrientes y dinosaurios enormes rugiendo, bicicletas de colores, patinetas y patines con cascos, rodilleras y coderas, castillos de princesas y príncipes, peluches adorables y figurines coleccionables, balones y pelotas rebotando, trenes encarrilados y autos de carreras con pistas que se armaban solas para una carrera interminable, todo esto frente a mí, sin poder explicarlo yo quede maravillado, asustado, asombrado, no sabía qué hacer, ahora sí que los niños bajarían a ver todo este alboroto, robots haciendo ruido a la par de naves voladoras, guitarras y baterías tocando rock and roll, libros electrónicos para jugar, aprender y colorear, juguetes de todos tamaños, formas y colores, y al final de todo este espectáculo dos marcos pequeños entraron bailando, mi curiosidad me hizo levantarlos y al ver las fotos no pude contener el llanto, en una estaba yo, era una foto mía a los 7 años, una foto que creí había perdido y en la otra una foto donde estábamos todos, yo, mi hijo, mi hija y mi difunta esposa, una foto que había escondido hace tiempo. Había dejado que mi tristeza me quitara los bellos recuerdos de mi familia y de mi propia infancia, pero esa mañana estaba contento como nunca antes. Entonces alguien saltó sobre mí y desperté, era mi hijo.
-Papá ya llegaron los reyes, se comieron todo y dejaron todo muy acomodado-
Todo el espectáculo había desaparecido y solo quedaban mi obra de arte y dos marcos pequeños en la mesa.
-¿Eres tú papá? Cuando eras niño y también está mamá con nosotros-
-Que increíble, nunca habíamos visto esas fotos papá-
-¿Quién las dejo aquí papá?-
-Fueron los reyes magos mis niños.-
Aún en este tiempo hay lugar para creer.