jueves, 18 de enero de 2018

Un sitio para nosotros

¡Qué sueño lúcido has traído a mí!
Las horas me alcanzan para adorarte,
la brisa adorna tu cuerpo
y me invita a las caricias,
cada vez que te mueves
resplandecen en el aire
finos cordones de cristal,
el sol abraza con su luz
los retoños del suelo,
y nos llama renovando la dicha;
algunos de mis cabellos
se quedan en tus manos,
lo mismo que mis versos
cuando me besas los labios;
tú me ofreces la inspiración,
el aire con su gesto amable
que lo suaviza todo,
la caricia firme que calma,
cura el dolor de mis muñecas
y los males de mis años;
yo te ofrezco el agua,
la palabra con su dulce atención,
el río que lleva en sí la fuerza
del amor que he jurado,
la voz que canta por ti,
para ti.

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