Me levante temprano, ya me había
bañado y vestido cuando el sol apenas iba saliendo, hoy tengo mucho que hacer
antes de poder salir y divertirme, primero termine de desayunar una torta de
frijoles y mi leche con chocolate, luego saque a los perros para lavar el
corral y les puse su comida, también medio me pongo a jugar con ellos, el
Barbón, la Gorda, la Manchas y el Toro pero solo un poquito porque luego se
alborotan todos y tengo que lavar otra vez , aunque si es divertido lanzarles
los huesos para que corran y me los traigan o que den vueltas y brinquen por
todos lados. Mi papá me habló justo cuando termine, ya sé que sigue, vamos a
arreglar los carros, mi papá es mecánico y a diario le traen carros para que
los componga, los revise o les cambie piezas, a mí me gusta ayudarle pero me
gustaría hacer otra cosa cuando sea grande, como doctor para ayudar a la gente
o luchador para tener un traje bien padre y pelear con los malos, hasta podría
ser luchador de día y doctor de noche por si se me pasa la mano con uno y pues
ya después lo curo y a mis amigos también los curaría; le paso piezas y
herramientas a mi papá para que trabaje en los carros y le ayudo con lo que me
deja.
Mi mamá me tenía siempre al tanto
de las festividades, que si San Juan y el palo encebado o que si san Martín y
vamos a llevar a los perros a la bendición, pero hoy es el día más importante,
la fiesta más grandísima, la fiesta de la Virgen del Refugio patrona de
Acámbaro, ella nos salvó de una inundación y muchas cosas más, yo ni había
nacido pero mis abuelitos y los demás grandes cuentan de cuando apenas se había
fundado el pueblo hace muchos años, que traían gente de todas partes al templo
del hospital, el único lugar donde se podía atender a la gente y ahí a los
enfermos y a los pobres siempre los curaban y los cuidaban, el templo lo
atendían los frailes y ellos enseñaban a los demás a curar a los enfermos, a
construir casas, relojes grandotes de sol y acueductos y muchas cosas más; un
día la presa de no sé dónde se rompió y el pueblo estaba en peligro de que se
inundara pero los frailes llamaron a toda la gente, salieron a la calle y le
rezaron a la Virgen del Refugio para que no dejara que el pueblo se inundara, y
los salvó, el agua estuvo muy cerca pero se desvió, todos estaban muy agradecidos
y contentos por el milagro, sobrevivieron y el pueblo se unió más; por eso hoy
vamos a ir a misa de 12, para agradecer todo lo bueno que ha pasado en este
pueblo y a nuestras familias y al rato en la noche a ver las cascadas de cuetes
y el castillo; bueno parece que por hoy ya terminamos de arreglar los carros,
mi papá dice que cuando crezca me va a enseñar a manejar, ya quiero crecer y
cuando sepa manejar le voy a enseñar a mi hermanito. Él es mucho más chico que
yo pero me sigue a todos lados y mis papás lo dejan porque saben que lo cuido
bien, y él también a mí, le estoy enseñando a chiflar con los dedos en la boca,
ya mero le sale. Ahorita que ya podemos salir estamos defendiendo el patio de
los monstruos de tierra, dejamos bombas de hojas para que las pisen y salgan
volando y si nos encontramos uno lo cortamos con nuestras espadas de rayo, a veces sacamos a los perros para
que nos ayuden a vigilar el perímetro pero hoy podemos nosotros solos. Nos está
llamando mí mamá para almorzar; mi mami nos preparó un rico caldo de res, bien picoso
y bien calientito con un elotito, así es como más me gusta y a mi papá también.
Ya nos vamos, salimos de la casa
pero primero debo revisar que los perros estén en el corral y no se vayan a
salir, extraño al León, él fue mi primer perro pero dejamos la puerta abierta,
se salió y ya no supo volver, lo extraño mucho. Vamos pasando por el INE que
está casi enfrente de la casa, cuando hay elecciones hay mucho relajo y hacen
mucha fiesta, cuando sea grande voy a ir a votar, aunque mis papás dicen que
eso ni sirve pero yo si quiero votar. En el camino nos encontramos a la vecina
Mari, nos saluda muy contenta y dice que nos vemos en misa, es buena amiga de
mi mamá, también nos encontramos a la señora barbona, no sé cómo se llama pero
da miedo, dicen que es muy fuerte y enojona, yo no sé pero veo como que anda
buscando a alguien, a lo mejor está perdida. Hay mucha gente en la calle, lo
bueno es que vivimos a pocas cuadras de la parroquia, creo que hoy van a cantar
los niños en la misa, a ver si ya les sale más bonito. El párroco se ve muy
contento, los saluda a todos en el atrio y es que es muy buena gente y les
habla bien a todos, saluda a mis papás y ellos también lo saludan, ahora si ya
entramos a misa.
Después de la misa salimos al
atrio parroquial, hay mucha gente recorriendo el centro, gente que viene de
visita y personas que nacieron aquí pero se fueron a otros lados, así es cada
año y se quedan muchos días, está bien si quieren venir a visitar pero creo que
lo único malo es que dejan mucha basura. Nos vamos a la casa a seguir con
nuestras cosas y ya no regresamos hasta la noche, salimos como a las 8 y ahora
hay todavía más gente que en el día, personas paseando por los jardines y el
bulevar, en cada esquina se pueden ver puestos de comida riquísima, churros de
azúcar rellenos de mermelada de fresa, de chocolate, lechera o cajeta, elotes
asados en palito o en vaso, garbanzos bien cociditos, para cenar bien unos
grandes pambazos y unas ricas enchiladas o si quieren más ligerito unos buñuelos
con su atole de avena, de fresa o de chocolate. Mis papas no nos dejan andar
solos por tanta gente que hay, vamos a visitar el templo del hospital y al
salir pasamos a un lado de la pila taurina, ahí están los futbolitos, donde
jugamos con mis primos desde siempre y enfrente están los juegos mecánicos, nos
podemos subir a la oruga o al dragón, a mi papá y a mí nos encantan esos juegos,
mi hermano solo se puede subir a la oruga o al carrusel porque van más
despacio.
Ahora si lo mas chido, ya es hora
del castillo, es una cosa enorme, la arman con mucho cuidado y tardan mucho
tiempo, solo unas familias se encargan de eso y lo hacen muy bien, es un palo
grandotote que lleva muchas ruedas y palos más chiquitos con montones de cuetes
y luces que están listos para prender cuando el párroco le dé la orden al señor
que construyo el castillo, lo ponen en el centro del atrio y cuando lo prenden
cada rueda y cada palo se empiezan a mover en orden y… El padre ya dio la
orden, ya empezó a prenderse, cada pieza del castillo se va moviendo al ritmo
de tambores y trompetas y cantos de la gente, se ven figuras que se forman por
todo el castillo, colores fuertes y alegres, flores verdes, azules y rojas que
se mueven y giran y giran, campanas doradas, estrellas plateadas, frailes
bailarines, angelitos con trompeta, uno detrás del otro y las chispas vuelan
por todos lados como que juegan entre ellas. Luego empezaron los chifladores,
unos cuetes que están amarrados a unos círculos que giran y giran y llenan de
luces el lugar haciendo un sonido especial, es una chifladera tremenda y a la
gente le gusta mucho. Siempre hay niños que corren por debajo del castillo mientras
truenan los cuetes y se ilumina el atrio, burlándose del peligro, se vuelven
los héroes más grandes del mundo por un día y todos los recuerdan, hoy me toca
a mí ser el héroe, solo le digo a mi hermano: “quédate aquí chaparro, cuando
seas de mi tamaño te tocará intentarlo”. Espero mi turno y corro con todas mis
fuerzas por debajo de las chispas y siento como zumban mis oídos, aprieto los
dientes y corro más rápido para salir del otro lado del atrio, ni una sola
chispa me toca, ahora de regreso, todavía más rápido, veo las luces rojas y
verdes luego moradas y azules y el ruidazo de los cuetes, pego un brinco y las
chispas me peinan la chamarra pero yo salgo como campeón y vuelvo a dónde está
mi familia, todos me miran sorprendidos, más mi hermano solo mis papas no, me
regañan pero valió la pena, mi papá me da una palmadita y mi mamá me abraza.
Más cuetes iluminan el cielo
explotando cuando llegan bien arriba, todavía falta la pieza más grande del castillo,
casi hasta el tope, la que nos emociona a todos, porque ahí por un lado ponen a
la Virgen del Refugio y por el otro a San Francisco de Asís, pero cada vez
diferente, con más adornos y colores, todo muy padrísimo; escuche a una señora
junto a mi decir: “cuando estuve en Washington no hicieron esto”. Claro que no, ni en Washington ni en ningún
otro lugar del mundo hacen el castillo como en Acámbaro, esto solo es posible
aquí, es como una magia en aire, se ilumina el cuadro con la Virgen y la música
no para, su vestido, las flores, el niño en sus brazos y los angelitos a su
lado brillan como nunca y gira para dejar ver a Francisco con su hábito muy
bonito y palomitas a su lado. Ya solo queda la corona, una vez escuche a un
niño decir: “A mi prima le callo una vez la corona en la cabeza”. Y yo si le
creo, ahora la corona se ilumina en la cima del castillo y gira muy rápido
hasta que sale disparada con mucha fuerza y se queda volando un rato en el
cielo, por unos minutos que parecen horas,
la noche se convierte en día, con toda esa luz y sus chispas, la gente aplaude,
chifla y grita muy contenta y luego la corona cae, lo bueno que no le cayó a
nadie. Ya termino el castillo y la gente empieza a caminar, pero el padre habla
por el micrófono y dice: “No se vayan que esto todavía no se acaba”. Se prenden
las luces de la parroquia, pusieron algo hasta arriba, apenas se ve algo
colgado de la pared, le piden a la gente que se aparte y cuando todos están más
lejos entonces empiezan a salir chispas de las paredes de la parroquia, como
una ola de luces y se forma una cascada de colores que van cambiando al ritmo
de la música que sigue y sigue junto con las campanas de la torre que retumban,
esto es nuevo y muy chido, a todos les está gustando. Cuando termina todos
aplauden y algunos se acercan al párroco para felicitarlo a él y a todos los
que le ayudaron, el párroco nos da la bendición y dice que sigamos disfrutando
de nuestra fiesta. Nos quedamos otro ratito y mi hermano y yo nos vamos
corriendo al jardín con los demás niños, jugando a las traes o a los encantados,
hasta que mis papás nos llaman, ya es tarde, el día ha terminado y yo creo que
nos fue muy bien en esta fiesta, creo que vamos a comprar unas enchiladas y ya
nos vamos a la casa.
Fiesta de la Virgen del Refugio de Pecadores 4 de Julio.