sábado, 16 de abril de 2022

Temporal

El suspiro propio es una espada
alojada en el pecho,
que no alcanza el corazón,
pero lo tiene aprisionado. 
Como si al moverse un poco, 
un breve dolor metálico, 
que se sentía olvidado,
soplara de adentro hacia afuera.
Viento frío que no corta,
solo se escapa y te duerme.
El suspiro ajeno es un trueno, 
o como una llama suave
que de pronto se ensancha
y se vuelve pequeña otra vez.
Viento frío que no corta,
solo se anuncia y te despierta.
Creo que no sabría decir
cual me estremece más,
y la verdad, ninguno es igual.
Pero todo suspiro que escapa
parece que quiere
volverse un temporal.