miércoles, 30 de noviembre de 2016

Sendero hacia ti

La mañana refleja el brillo de tus ojos,
aparta la bruma de mis pensamientos,
un deseo desnudo preserva la inocencia
cuando tomas de mí el letargo banal,
colibrí, el viento ha musitado tu esencia,
calma una vez más la furia del mar.
La noche asume la forma de tu cuerpo,
indemne ante las voces de este mundo,
arrebatan el ritmo de cualquier tiempo,
sustraen mis palabras, roban mi aliento,
tus labios bailan mientras yo me fundo.
Todo es un sendero hacia ti que no tiene fin,
corre dibujado algún edén
que confluye ante mis pies,
desgasta los huesos en las calles de adoquín.
Han pasado días, el cielo cambió,
todo se hace tan frío tan lejos,
en las manos el cristal se rompió,
el brillo que fulgura de tus ojos
ya no se alcanza a ver desde aquí,
tus formas ya no ondulan para mí.
No tengo una sola de las letras de tu nombre
ni en la poesía ni en la piel, no puedo volver
pues ya no poseo ninguna piel sin tu querer,
palabras que relampaguean ante el enjambre
de sueños en el horizonte de la noche,
muertos ya aquí sin el gozo de tu rose.