martes, 20 de diciembre de 2016

Dama azul

Hay alguien que me hace sonreír sin motivo aparente,
una razón que me hace querer volver a verle día tras día
pues tiene un lugar único en mi corazón y mi miente,
sabe darle una forma y un sentido novedoso a mi alegría
¿Qué puedo darle que no esté ahora ya en sus manos?
Si no hay un solo beso que no le ofrezca yo a sus labios,
ninguna atención que mi querer no haya procurado,
con las manos y con la voz me confieso enamorado,
entre palabras dulces y caricias fieles
ella me toma al contemplar sus ojos, la dama azul
tiene en sus cabellos letras y pinceles
para cantar la inspiración que surge, como un alud,
llevo su nombre sobre las armonías de mi mañana,
da giros por sobre las calles de una jornada liviana,
luego aterriza en mí con una ligereza sin reproches,
al final cuando todo se pronuncia en calma
su perfume azul se adhiere fuerte a mi alma,
me quedo con su calor y su ternura para mis noches.

sábado, 10 de diciembre de 2016

Tiempos de justicia (microrrelato)

Tiempos de justicia

― Ya son nueve, nueve asesinatos en un mes señores, díganme porque aún no tenemos ni una jodida pista.
― Sabemos que es un grupo jefe, no discriminan género ni edad y solo atacan individuos que son miembros de las esferas del gobierno, algunos miembros de la asamblea, incluso los nietos del alcalde.
― Quiero agentes por todos lados hasta que encontremos a esos infelices. He tú, Rafa, has algo útil y sal a la calle que para eso te pagan, el único detective de la comisaría y es un bueno para nada. Muévanse ya señoritas, con un demonio.

Tomé el arma de mi escritorio, a un lado estaba Marcos.
― Estoy enfermo de este trabajo Marcos, en serio quisiera renunciar.
― Esto es más grande que nosotros Rafa, tenemos que hacer justicia, es lo que importa. Si no fuera por nosotros esta ciudad se iría aún más al diablo.
― La justicia es para los que pueden pagarla.
― Lo que tú digas, yo aún creo en esta ciudad, sólo tenemos que hacer nuestro trabajo.
― Ese es tu problema, no sabes para quien trabajas.

Me miró fijamente pero sin responder, luego se volvió. Salí de la oficina rumbo a mi auto en el estacionamiento, eran las 12:45 am, subí a mi auto para pensar un poco.
― Presiento que hay un topo aquí, pero no me sorprendería que más de uno esté involucrado.
Sentí el frio cañón en mi nuca.
― Conduce, vamos a dar un paseo.
Encendí el auto y salimos despacio. No se cómo no pude verlo antes de subir, lo miré por el retrovisor, era un chico, 26 años a lo mucho, descubierto como si no le importara.
― ¿A dónde vamos? ― Le pregunté.
― Eso no importa, lo único que importa es el mensaje, voy a matarte y entonces ellos entenderán que ya no tienen el control.
― ¿Por qué están haciendo esto chico?
― De todas formas ya estás muerto, en verdad que son unos malditos. Hace seis meses el gobierno asesino a 9 personas en una manifestación, callaron todo pero esto ya se terminó. Nosotros somos más.
― Lo recuerdo, esa situación se salió de control. ― Segui conduciendo, aumenté poco a poco la velocidad.
― Lo único que nosotros estamos haciendo, es justicia, yo estoy del lado de los buenos.
Gire mi cabeza hacia él, pude notar que estaba agitado.
― ¿Quién carajo te dijo que tú eras el bueno? ―Aceleré, hice un giro y choqué el auto al momento que le mordí la mano, pude haberle arrancado los dedos, tiró su arma y antes de salir del auto la cogí. ― ¡Para imbécil!― Grité.
Comenzó a correr así que le dispare y cayó al suelo. Llame por la radio y corrí hasta él, lo acomode para que no se desangrara, me miró y dijo ―Ya no importa nada agente, estamos todos jodidos.
Espere hasta que llegaran los paramédicos, dijeron que la herida fue mortal pero no era verdad, simplemente se deshicieron de él. Tres días después un tiroteo dejo dos oficiales y cinco civiles muertos, el chico tenía razón.
Estoy enfermo de este trabajo.

domingo, 4 de diciembre de 2016

Consuelo para los días de vida

No hay otro consuelo para los días de vida
fuera de los brazos que te vieron nacer,
entre las quietudes que tu cuerpo imagina,
solo se tiene una morada a donde volver.

Y ya no habrá mayor dolor que saberse ingrato
ante el verdadero amor que permanece intacto,
son dos personas que saben de tu sentir,
que saben de tu sueño, tu lucha por vivir.

Nadie más te lo ofrecería
sin pretender quitártelo después,
nadie jamás te esperaría
hasta que regreses de tus viajes.

Hombre y mujer su palabra es una entrega,
quiero saber ¿De dónde viene tanta fuerza?
¿Quién puede amarse así cualquier dolor?
Yo tan solo sé, que viven y mueren por amor.