martes, 27 de noviembre de 2018

Armonía matutina

Amor, amor de mi vida,
hoy te canta la mañana
con la armonía de las aves,
por encima de las angustias
y los rumores de este mundo,
y ese trinar dulce lleva para ti
mis deseos más amorosos,
una mañana de paz y de bien.

domingo, 11 de noviembre de 2018

Inmortales

Quisiera dormir junto a ti,
dejar que las horas pasen
y que ya no vuelvan,
aún si me cuesta la vida,
subir a la cima de este cielo,
entregaría el verso inmortal,
a cambio del verso contigo,
y despertar a tu lado,
levantarnos y ocuparnos
con el peso de este mundo,
para más tarde removerlo,
volver la ligereza y su calma,
renovarnos los dos juntos,
tu a mí y yo a ti, por siempre.

sábado, 3 de noviembre de 2018

Escapulario

En medio de las llanuras interminables,
donde el frío mordisquea mis orejas,
se presenta ante mí como una mujer,
dueña de las formas más seductoras,
dando saltos entre arbustos de espinas,
sudando dulces perfumes irresistibles,
se pierde entre la maleza y se vuelve otra,
la estatua de oro que nada ve y sin embargo,
sabe de mis deseos, juega con ellos entre sus dedos,
el poder con sus muecas miserables,
embistiendo mis sentidos,
tratando de hacerme caer
hacia una fosa sedienta,
hacia un manantial flotante,
donde todos nos estamos mirando
hasta que la esperanza se agota;
ahora abre sus ojos en un fuego astral,
apuntando a mi pecho con la lanza,
para incendiar mi cuerpo y mi alma.
¿Cuántos otros habrá consumido ya?
Pero no, no puede hacerme daño,
Me he puesto un yelmo sagrado
Para librarme de sus acometidas
y llevo puesto un escapulario
con cinco llagas encendidas
que me hieren y me salvan,
descansa en mi mente y en mi corazón
un cántico entonado por el universo,
piérdanse de mi los caminos contrarios,
los caminos inciertos, yo sé a dónde debo ir.
Me he atado con una cuerda firme,
para no desviarme de mi objetivo
y así sostenerme ante la ventisca,
esta es la alegría que inunda mi alma,
sé quién soy y he elegido mi camino,
esta es la virtud que corona mi dicha,
cada uno de mis pasos está seguro;
y aquella estatua de oro, aquella mujer,
ahora se vuelve viento aullante,
frío enfurecido y niebla mortal,
pero no me detendré, ya falta poco,
seguiré por las llanuras hasta alcanzar la montaña.