jueves, 17 de enero de 2019

Hermosura

En el penúltimo peldaño de la escalinata plateada,
asomándose hacia el sexto abismo bendito,
en el borde de la locura y la desesperación,
todos los mortales siempre quieren algo de mí.

Quiero bañarme en tu estanque durmiente,
espejo nocturno resplandeciente de mil estrellas,
donde las plantas marinas arrastran y ahogan
con sus largos dedos pantanosos de terciopelo,
donde el agua es bálsamo de lamentos mudos,
fecunda el pensamiento y arrebata intenciones.

Quiero enterrarme vivo en tu campo santo cubierto de lirios,
afilar con mis dientes las armas de las batallas perdidas,
esperar y surgir limpio con el descender de la aurora
que nace de tus ecos solares y tu cuerpo magnético.

Quiero guardar tu imagen en el relicario de mi alma
para contemplarte en mí hasta que acaben las horas,
quiero inhalar tu esencia mística al cubrirme con las sabanas
y levantarme con las voces olvidadas que te invocaron sobre mi piel.

Y cuando este a solas, a puerta cerrada,
pronunciaré tu nombre como si fuera mío,
con los ojos sedientos sobre el manuscrito,
respirando a través de las llamas danzantes de velas de miel,
temblando de espanto y orgullo cada vez que mi pluma toque el papel,
llenando mis sentidos con la inspiración universal de tu éter.

-¿Cuáles serán tus ofrendas?
Versos ahogados por el néctar en mis pulmones,
exhumados por los fantasmas de su amor.
-Sigue.
Confesiones indecibles encadenadas a mi cuerpo,
vanidades tendidas sobre la mesa que se funden como magma
-¿Y después?
Me ataré la muñeca con tus cabellos de ónix
para no ceder hasta haber terminado mí obra.

De nada me sirven tus cantos,
ni tus secretos o tus desvelos,
ningún valor en tu salvaje entrega,
nada puede complacerme a mí,
soy la hermosura que penetra los sentidos de la humanidad,
pertenezco a un orden superior de las cosas incomprensible.

Pero buscarme engrandece el espíritu,
ven, acércate y déjame alimentarte,
podrás saciarte con la belleza del universo
y si te es posible no te pierdas en mí,
no te desvanezcas en mi ensoñación
ya que jamás nadie despierta.

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