con todas sus
negras pupilas,
lento andar
entre habitaciones
su cabeza péndula,
hipnosis,
los gruesos
vellos de su cuerpo
golpean con
fuerza estas paredes,
se evapora y
condenso huir
fulminante
baja del vértice,
rozan sus
labios temblorosos
tocan sus
colmillos perlados,
padece tal
vez hambre eterna
pero al
momento de tomarme,
decide comer
algo más
me guarda a
mí para después,
me estremezco
de terror
no sé cuándo
me va a comer.
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