una sombra fugándose
despavorida
contando las calles y tomando
desvíos
en casa cierro todo con doce
candados
me encojo para correr por el
pasillo
esquivando los números en mi
cabeza
avanzo hasta alcanzar mi
recamara
paredes grises me reciben en
silencio
en cama me resguardo para
seguir vivo
escucho pequeños gritos que
se arrastran
trece voces arañando las
trece puertas
allá donde todos los crímenes
descienden
condenadas son las almas, doce más
una.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario