Alma mía, cada vez pesa más
este corazón,
habrá lechos que exhalen sin
consuelo
frente a los hondos abismos
del dolor
y las inmensurables alas del
tiempo.
Habrá senderos que amenacen
la vida
con estrechas e inclinadas
pendientes
sepultadas por el resplandor
de la nieve.
¡Brumas y lluvias que entorpecen
los sentidos!
Seamos nosotros como grandes
antorchas encendidas
cuya luz conduce a la
estancia segura
y su calor otorga el consuelo
amoroso
que ningún viento podrá jamás
extinguir.
Seamos como dos partes de un
solo verso
escrito bajo el crepúsculo azul
y dorado
que un ángel habrá de venir a
anunciar,
¡Sea nuestro este deseo ardiente de infinito!
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