lunes, 4 de febrero de 2019

Espejismo

Mil agujas escurren por mi frente
estallando sobre su arena cruel,
la mujer de finas ropas verdosas,
ella salvaje y su implacable sed
seduciéndonos y defraudándonos,
conjurando un oasis plateado
en medio del olvido y el calor,
caminamos por la sal sin descanso,
el sol arañándome los antebrazos y la espalda,
los pies deformados, se arrastran sobre lijas,
las rodillas ceden al tiempo que suplican perdón
y los brazos se sumergen como peces
guiados por una corriente invisible
caen sin fuerzas a un abismo sin retorno
hasta que los ojos al fin se cierran
y con el despertar todas las fuerzas vuelven a mí,
ahora me inunda un sentir fresco y desconocido,
como una nostalgia inexistente,
una suerte de paraíso prometido.

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