viernes, 14 de diciembre de 2018

Digono

Al llegar jamás pensé en quedarme,
tan solo curar mi impericia,
arrojarme a un mundo más complejo,
pisar un peldaño de granito,
hacer una carrera hasta desfallecer,
ahogarme y rescatarme,
pero la camaradería y la complicidad
se tornaron en gemas invaluables.
¿Cuánto se puede aprender de los amigos?
La calidez de un “buenos días”,
cartas mágicas para pasar el rato,
sentarnos y comer todos juntos,
el gran consejo de la experiencia
y las buenas ideas de la novedad,
cada conversación surgía de los ángulos,
uniéndolos creábamos figuras nuevas
y yo crecí, gracias a todos estos ángulos,
nunca se trató de un escalón,
ha sido la cima, que juntos hacíamos más alta.

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