viernes, 15 de junio de 2018

El naufragio del capitán Niall

Sentado entre rumores cotidianos,
una marea insospechada se asoma,
de repente, los rumores se vuelven neblina,
dejándome una nube gris en los ojos.
Para no dejar de sentirme presente,
me enfoco en un punto visible,
algo que pueda flotar intacto
y mantener mis luces encendidas.

Todo pareciera estar a punto de caerse
pero mantengo la mirada fija
y me decido confiado a levantarme,
hasta que ese punto perfora la superficie,
confundiendo mis sentidos,
como un agujero en la arena,
se empieza a comer sus periferias,
enfoco un nuevo punto a la distancia,
todo vuelve a su lugar, estoy a salvo,
ya puedo ponerme de pie y avanzar,
mis piernas se mueven con dificultad,
como resistiéndose a mi mente.

Mientras me muevo debo escoger otro objetivo,
no le toma mucho tiempo devorar lo que miro,
tres pasos y mi horizonte empieza a perderse,
creo que si miro por mucho tiempo,
desapareceré también,
por eso debo seguir adelante,
debo mantener las piezas juntas,
los ojos abiertos y las piernas firmes.
Doy un paso más, sin sentido, a destiempo,
la madera bajo mis pies ya no es confiable,
todo gira a mi alrededor, me falta el aliento,
mis rodillas tiemblan y mis ojos se cierran.

Mis manos buscan las sogas,
pero alguien se las ha llevado,
¿Qué es lo que me está pasando?
estoy a la deriva y no puedo pelear,
mi boca deja salir sirenas mudas,
espero que ellas se puedan salvar,
un paso más, un objetivo nuevo,
pero cada movimiento se entorpece
y cada imagen se desenfoca,
ahora mi nave comienza a hundirse,
si cierro los ojos todos se ahogarán,
pero ya no tengo fuerzas.

Caigo sobre mis rodillas,
con el mar en los ojos
y su estruendo en mis oídos,
¿Qué es lo que quieres de mí?
solo es una bestia, un capricho,
un castigo por desafiar su poder,
ya no puedo resistirme más,
al final, me entrego al sueño.

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