frontera que divide fango y
cima,
veo florecer raudas las
grietas
y asomar la voz de diamante
cual zarcillo que desenreda
tu canto resuena y colabora,
tiempla la piedra y desmaya
no resiste más nuestra
voluntad,
pronuncio un rito desconocido
tu nombre sobre mi nombre,
muero en la luz de tus ojos
y rebalso hecho en sombras
sobre el umbral de tu
santuario
de forma semejante a la
noche,
adentro tuyo, espuma mística
ahí desangran las almas,
donde la lluvia besa al mar
y las olas trituran los
huesos.
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