martes, 4 de junio de 2019

Ecos oníricos

Cada hombre persigue su señuelo,
un sueño envenenado de cielo
donde el escarabajo dorado
busca en la alfombra de su boca
para salvar el verso ignorado
y decidir donde lo coloca.

Estas palabras se vuelven ecos,
anidan detrás de la cabeza
hasta que dejan los ojos secos
y se mueve, la última piëza.

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