miércoles, 5 de junio de 2019

A los guerreros caídos

Tus ojos catapultas aún precisas
observan la roca viva que se hunde,
los duendes cantan y bailan sin prisas,
no les importa si su oro se funde.

Tu boca aljaba carente de flechas
exhala fantasmas de primavera,
se mueven como palabras estrechas,
recuerdos de la dicha verdadera

Tus manos hachas firmes e iracundas
afiladas por el viento del este,
hoy las adornan con runas profundas

Tu rostro piëdra luz inmutable
se levanta sobre el fuego y la peste,
honor a ellos por su muerte laudable.

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