sobre el suelo que extraña
tus pasos,
porque no soporto
verlas hechas polvo
con los armónicos dolientes
de mi soledad.
He sido atormentado
por los años
y hechos que me
arrebataron tu infancia,
me volví preso del
silencio y la distancia
reflejados en tu
mirada de adiós.
Esta es la carta de los errores incontables,
la súplica de cosas que hicimos imposibles,
la sombra presente que no nos deja
y un llamado firme de reconciliación.
Te lo ruego, antes
de mi muerte,
ven a verme
y todas las
palabras se levantarán,
habla conmigo
y podre componerte
cantos nuevos,
vuelve la luz a mi
vida
y así mi corazón se
alegrará,
así mi corazón se
alegrará.
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