lunes, 30 de octubre de 2017

Cantos de la buena memoria

No todo era estéril y agonizante,
sesgado por lúgubres ángulos,
interminables horizontes de nada,
huesos cargados de gritos y llantos
ahogados en el polvo insaciable
que se cuelgan en la memoria,
voy a buscar en la bruma de mi alma
los días de antes, antes del viento mortal.

Hubo cuerpos de aguas cristalinas
que transitaban todos los senderos sin detenerse,
nutriendo cada hendidura y cada arteria,
atravesando cañadas, valles y montañas,
solían brotar una marea de formas y texturas,
hubo árboles y aves, poblaciones y tiempo alrededor,
había rayos solares que impactaban contra la superficie
y su luz bañaba los cuerpos brindándoles energía y calor.

Había flores inclinadas, flores dispersas,
flores sobre las piedras y sus versos,
piedras olvidadas cayendo al abismo,
piedras benditas de otros tiempos,
esas eran las cosas que tenían un valor,
esas eran las cosas que tenían un nombre.

No era esta la sombra vacía,
sé que había un amor, un calor, una caricia sensitiva,
no era mi voz un eco total,
sé que había una canción, un deseo, un ser humano en mí.

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