miércoles, 27 de septiembre de 2017

Invierno

Soñé que estabas aquí,
soñé que te acostabas a mi lado haciendo juntos un nido
y nuestro descanso era como un río de inalterables aguas,
tan cristalinas como el bendito azul de tus ojos,
aquellos ojos en los que yo alguna vez me mire,
todo lo vivido por amado se sufre y si se sufre no se olvida.

Soñé que estabas aquí,
soñé que presionabas tus piernas contra las mías,
tu pecho contra el mío como diciendo aquí estoy,
soñé que con tus manos te aferrabas a mi espalda
y no me soltabas aun cuando la mañana nos inundaba con su luz
y la nieve se amontonaba fúlgida en las cornisas de la ventana.

Soñé que estabas aquí,
soñé que en las laderas abundaban tus flores,
que en esta tierra no había obstáculos para el amor,
que no cabía ni un solo reclamo en nuestro corazón,
que estábamos plenos amada mía, soñé que no te habías ido,
abrázame y no me dejes, que no puedo soportar el despertar.

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