martes, 5 de julio de 2016

Las hojas caen al amanecer

Hipnotizados por un río que transporta, el deseo
te mueve así con tanta intensidad,
reposamos bajo un árbol que
con su llanto nos hace una plegaria.

Esa voz que canta, en la oscuridad
y tu corazón sangrando, bajo el agua,
tú me llamas, pues mi manantial calmara tu sed,
buscando, a gatas, la seguridad de tus brazos.

Si, este fruto embruja, los sentidos,
pero la canción que cantas, mata mi cansancio,
me sumerge en tu paraíso eterno,
cuando alimentas mis horas con tus ojos
ya no sé si es de día,
ya no sé si hay pasado.

Me desviste el alma esa mirada,
cuando la luna se filtra por tus labios,
hace su camino en este lugar,
recorre tu cuerpo de seda,
despacio, te hace musitar maravillas
que jamás había escuchado.

Me hechiza el perfume en tu cabello,
mientras te mueves al ritmo de nuestro silencio
como si esta fuera la última hora,
cuántas veces soñaste, este momento, ni tú lo sabes nena.

Mujer, yo te amo con las manos
y te bendigo con la palabra,
mujer, esta noche te cobijo con el alma
y te entrego cada instante.

Ardemos, en preciosa calma,
desaparecemos, en secreto,
mientras las luces de ámbar, flotan
y las hojas caen, al amanecer.

Abandonamos esta tierra
a través, de un ángulo eterno
y ya no sé volver,
ya no quiero, volver.

No hay comentarios.: