martes, 7 de junio de 2016

Espinela roja

Yo canto y danzo
al ritmo de tu nombre,
partamos súbito,
no me importa dónde.

Este viento purifica
de la indiferencia,
desencantándome, de tus dones
saciándome, de lo que propones.

Así es como se siente,
fundamentalmente energizado,
como estar por siempre
por vez primera enamorado.

Y el alma toma forma,
asciende, brilla, flota,
más grande, fantástica, nítida, preciosa,
descúbreme aquella tierra misteriosa,
aquel lugar donde nos complementamos,
donde entregas tu alma en mis manos,
ahí, donde solo tú me puedes tocar
y tu nombre es mi nombre, para amar.

En tu piel me reconozco,
un sincero agradecimiento,
los tulipanes floreciendo
y la sonrisa de tu rostro.

Nunca se sabrá la causa,
la razón de la locura,
los orígenes de esta danza,
somos santa conjetura.

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